7 de la mañana, nos despertamos y el diluvio universal lleva horas descargando en Chiang Mai. 8 de la mañana, para de llover, 9 de la mañana, nuestro chofer deberia estar en la puerta.
Era demasiado bonito para ser cierto, nuestro querido amigo BIG no se presenta a la cita. A las 9:20 aún debian de pitarle los oidos a su santa madre. Empezamos a hablar entre nosotros de buscar planes alternativos y utilizar el día para menesteres varios, tiramos calle arriba y un muchacho con su Songthaew se para a nuestro lado. Nos da el precio estandar de turista, que debe de ser una fortuna, porque cuando aceptamos, llama por telefono a su madre para darle la buena noticia. Antes de salir paramos a echar gasolina y en su casa para que nuestro conductor vaya a por una chaqueta.
…Todo esto lo deducimos despues, porque al girar en un callejón, entrar por una valla corredera, esquivar unas gallinas y ver un huerto, lo primero que se te viene a la cabeza es que van a traficar con tus organos, pero no, muy majo el chaval.
El atasco de Bangkok se queda en mantillas con el que acabamos de pillar debido a un mercado local. Tardamos 2 horas en llegar al parque nacional doi inthanon, a su vez la montaña más alta de Tailandia.
Pasamos por caja para pagar la entrada al parque y empezamos nuestro recorrido, por cascadas y bosque tropical. Nuestro conductor acaba por confesarnos que es novato y que no tiene mucha idea de por donde va, por lo que nos pide que nos sentemos en la parte delantera junto a él para ir indicandole… claro majo, como no nos inventemos lo que pone en los carteles…
Nos impresiona un pequeño recorrido circular que realizamos en la parte superior de la montaña. Al entrar en el bosque, parece que anochece, la altura de los arboles es impresionante. Por sus enormes troncos ya cubiertos de musgo trepan distintos tipos de plantas, no sabemos si en simbiosis o simple parasitismo, vemos arañas como la mano de un portero de discoteca y un par de tejones cruzando la carretera asustados por el tremendo sonido de nuestra tartana.
Empezamos el descenso, realizamos la ultima parada en el monumento que el ejercito Tailandes construyo para los reyes en su 60 cumpleaños. Hoy el rey de Tailandia cumple 88 y se celebra como fiesta nacional, hay altares con su fotografía en avenidas y empresas, los más devotos se visten de amarillo y por la noche se harán multitud de actos en su honor.
Al lio, que nos vamos por las ramas. El monumento es espectacular. Son dos pagodas separadas por una explanada y 2 grandes y cuidadisimos jardines llenos de flores. Nos recreamos un rato disfrutando de los canticos de los monjes y la belleza y variedad de la flora del jardín, ya que despues vuelven a tocar 2 horitas de tartana para volver al hotel.
Nuestro amigo (de pago) Num, decide salirse de la carretera principal 20km antes de la llegada y a pesar de que vamos muy despacio, estamos cansados y no hemos comido. Disfrutamos de las increibles vistas del atardecer en los campos de arroz, donde los agricultores estan reamatando la jornada.
Para terminar de aprovechar el día decidimos invertir las pocas energias que nos quedanen visitar el famoso saturday night market. Nos damos un buen paseo hasta allí y cuando llegamos rápidamente nos arrepentimos. Es como el paseo de la feria de Albacete un sabado por la noche, pero 6 veces más estrecho.
En pleno momento de agobio, aplastamiento y con Merche «haciendose amiga» de una china que le acaba de estampar una bolsa de salsa de soja que le mancha todo… empieaza a sonar el himno nacional. Cuando suena el himno todo el mundo se queda parado como muestra de respeto y ademas como hoy es el cumpleaños del rey (ya lo hemos dicho, pero somos pesaos como una madre) le ponen otros 4 minutos de algo parecido al «cumpleaños feliz». En fin, huimos espantados de la aglomeración y nos dirijimos a unos puestos muy molones del night bazar para cenar un delicioso pad thai y gracias al gran Pablo Leon, un sticky rice with mango, que nos recuerda al arroz con leche de mamá.
Día 7: vamos ya un poco justos de fuerzas y nos queda la mitad.