Una semana en Mallorca
Salimos de casa con la hora un poco justa. Hemos dejado para el final muchos preparativos y se nos ha echado el tiempo encima. A pesar de todo, llegamos justo a tiempo al aeropuerto, en pocos minutos tenemos al empleado del Parking Lavacolla en la puerta de Salidas para recogernos el coche y entramos con nuestras maletas al Aeropuerto de Valencia. Es un aeropuerto pequeño y enseguida encontramos nuestro mostrador de facturación. Como viene siendo habitual, el vuelo va lleno y no hay suficiente espacio para el equipaje de mano de todos los pasajeros, por lo que nos invitan a facturar una de nuestras maletas de mano. Nos viene estupendamente, un peso menos que llevar a cuestas.
Una vez pasado el control de seguridad, llegamos a nuestra puerta de embarque y el pasaje ya está entrando. Nunca había esperado tan poco para coger un vuelo.
El vuelo es cortísimo. Prácticamente está terminando el despegue cuando ya comienzan a anunciar el aterrizaje. Todo sin incidencias.
Pero como la vida no es perfecta, llegamos al mostrador de Goldcar para recoger nuestro coche de alquiler y hay una cola de un millón de personas (los mostradores del resto de compañías están vacíos). Después de una hora de cola, nos toca y …. Nos toca discutir. Teníamos reservado un coche con depósito lleno y seguro a terceros y la chica nos dice que tenemos que depositar una fianza de 950 EUROS!! O contratar seguro a todo riesgo por 120 euros. Mientras estamos allí, observamos que todo el mundo se queja por este mismo motivo o por otros (sillita de niños rota, disconformidad con los daños del vehículo, etc). Al final contratamos el seguro a todo riesgo y ponemos una reclamación, toda una odisea: las hojas de reclamaciones no son autocopiativas y la tenemos que rellenar 3 veces, después no encuentran el sello de la empresa, …. CONCLUSIÓN: lo barato sale caro y nunca nunca nunca volveremos a reservar con Goldcar.
Pasado el mal trago, cogemos nuestro Citroen DS3 del parking y salimos rumbo a Cala Millor, donde tenemos reservado el hotel, Villa Miel. Tardamos algo menos de una hora y aparcamos en toda la puerta. La chica de recepción nos está esperando (pobrecilla, son las 12.30 de la noche, llegamos más de una hora tarde) y muy amable nos da las indicaciones pertinentes. Además, nos presta un libro con todas las playas de Mallorca, que nos servirá de guía durante nuestra estancia.
El hotel está bien, es un 2 estrellas, sencillo, pero la habitación está genial. Es espaciosa, muy limpia y fresquita. Tiene un frigorífico que nos vendrá muy bien y un balcón donde poder tomar una cervecita por la noche bien a gusto. Para los precios que hay por aquí, nos damos por satisfechos.
Lo primero que hacemos por la mañana es ir al super cercano para comprar algo de desayuno y comida para un par de días. Una vez desayunados, cargamos el coche con todos los trastos y nos dirigimos a la zona noreste de la isla. En una media hora, llegamos a nuestro primer destino: CALA TORTA. Sin entrar en Artá, continuas por la carretera hacia Capdepera y enseguida ves el desvío. En general, las playas más conocidas están bastante bien indicadas; hay otras que como no sepas dónde están, no las encuentras ni loco.
Cala Torta es una cala no muy grande, bastante bonita y no muy masificada. Hacemos nuestra primera inmersión con aletas, gafas y tubo. El fondo marino es precioso, está lleno de rocas de formas increíbles y el agua es totalmente cristalina. Sólo nos sorprende que no hay muchos peces.
Al poco de salir del agua, comienza a aumentar el oleaje. Los socorristas se acercan a la orilla y ponen una cinta para evitar que la gente se bañe por las zonas más cercanas a las rocas.
Decidimos seguir a nuestra próxima playa: CALA MESQUIDA. Llegamos sobre la 13.30 y hay muchísimos coches y gente. Ésta playa es diferente: mucho más larga y ancha. Pero el mar está igual, muchísimo oleaje y restringido el baño a una zona pequeñita. Comemos, descansamos un poco y seguimos nuestra ruta.
La siguiente playa que teníamos en mente era Cala Agulla, pero vemos en nuestro libro que es muy parecida a la anterior, así que decidimos ir a la muy cercana CALA LLITERES, ya que leemos que es más adecuada para practicar snorkel. Es muy bonita: estrecha, encajonada entre dos muro de piedra y con unas vistas espectaculares. Es una pena que el mar siga agitado. Aún así, vemos gente bañándose y no nos resistimos, aunque vemos poca cosa y enseguida nos vamos.
Decidimos cambiar de zona y vamos hasta CALA N’ALADERN, una cala diminuta cercana a la repleta Playa de Sa Font de Sa Cala. Efectivamente, aquí el agua está en calma y podemos bucear un rato. Los fondos son preciosos pero de nuevo vemos poquita vida.
Volvemos a Cala Millor para ducharnos y descansar un rato. A la hora de cenar, salimos a dar un paseo, nuestro hotel se encuentra en una zona de tiendas y bares, un poco orientado a los turistas extranjeros, pero con bastante ambiente. Decidimos buscar la recomendada pizzería Venezzia pero finalmente descubrimos que ha debido cerrar, porque no está donde indicaban algunos viajeros. Finalmente cenamos en otro bar recomendado, Restaurante Granada, con apariencia un poco cutre pero con buena comida y precios. A la hora de comer tienen menú por 9 euros con mucha variedad.
DÍA 2
Nos levantamos sin prisas, que para eso estamos de vacaciones, desayunamos tranquilamente y preparamos todas las cosas para ir a la cercana CALA VARQUÉS.
A pesar de estar muy cerca de Cala Millor, nos cuesta mucho encontrarla. Para próximos visitantes, tomad nota: en el kilómetro 9.2 de la carretera que va desde Porto Cristo a Portocolom, hay un camino de piedras sin ningún tipo de señalización que sale a la izquierda (justo un poco después hay un desvío a la derecha que pone “Palma”). Ese camino de piedras es que lleva a la Cala Varqués. Cuando empieces a ver coches aparcados, aparca el tuyo porque se estrecha mucho, si te cruzas con otro coche es una movida y al final casi no se puede dar la vuelta.
Llegamos por fin a la cala. Es muy bonita pero está abarrotada. Además, hay fuerte oleaje. Nos aventuramos a meternos y, no en el primer intento, pero sí en el segundo, nos animamos a nadar un poco más hacia dentro ya que nos han dicho que hay unas cuevas en la roca. Y efectivamente, encontramos la cueva y no está nada lejos. Además, hay una chica escalando y nos quedamos un rato ya que es digna de ver.
Dejamos esta cala con intención de acercarnos a Cala Murtá, en Porto Cristo, pero se nos echa el tiempo encima para la visita a las CUEVAS DEL DRACH. Vamos al hotel a comer y a ducharnos y volvemos a las cuevas justo a tiempo para la visita de las 17h, ya que hemos leído que es la menos concurrida. Aún así, hay bastante gente.
Nos impresionan mucho. Hemos visto varias cuevas de este tipo, la cueva de los Verdes en Lanzarote o la de San José en Jalance, pero esta es inmensa, mucho más grande e impresionante. La visita se hace en grupo pero sin guía, a tu aire. Vas recorriendo las grutas hasta que llegas al lago Martel, donde colocan a todos los visitantes en un pequeño anfiteatro, apagan todas las luces y se ofrece un concierto de cuarteto de cuerdas que vienen en una barquita por el lago. Es bonito. Acabado el concierto, puedes cruzar el lago en barco o por un puente. Nos decidimos por el puente, porque hay una cola terrible para las barcas.
Después de una hora más o menos de visita, salimos a la superficie y decidimos dar una vuelta por el recinto. A la izquierda de la entrada a la cueva, se observa un bonito paisaje y nos acercamos a hacer alguna foto. Vemos que hay un caminito por el que se puede bajar… y bajamos. Nos quedamos con la boca abierta cuando nos encontramos sin saberlo con la CALA MURTÁ que nos habíamos quedado con ganas de visitar antes. Es impresionante. El mar ha creado un pasillo en las rocas y desde arriba el paisaje es increíble, los colores del agua son una maravilla. No hay arena, solo un pequeño trozo lleno de algas secas donde pueden caber unas 2 personas. Nos la apuntamos para volver con gafas y aletas.
DÍA 3
Hoy madrugamos un poco para visitar la SIERRA DE TRAMUNTANA. Comenzamos atravesando la isla para llegar a SA CALOBRA. Hay un buen trayecto y, sobre todo, carretera de montaña, estrecha y con muchas curvas, por lo que tardamos más de hora y media en llegar. Al más puro estilo Trolstingen de Noruega, el último tramo antes de llegar a Sa Calobra te deja sin respiración.
Dejamos el coche en el parking y bajamos a la playita, muy bonita y todavía no hay mucha gente. Decidimos acercarnos al TORRENT DE PAREIS antes de que haga más calor. Hay un paseo de unos 300 metros entre uno y otro. El paisaje es excepcional. Cruzamos los 2 túneles, por los que ya se empieza a ver la cala, y por fin llegamos. Es un lugar muy curioso. Por un lado, las abruptas montañas, por el otro el mar en varios tonos de azul. El lugar sería idílico sino hubiera un millón de visitantes. Nos hacemos un pequeño hueco y nos metemos al agua. A pocos metros de la orilla, una medusa pica a Pablo en el brazo y se le pone como una bota. Nos adentramos un poco más y vemos en el fondo, tumbado en la arena, un PEZ VOLADOR! Alucinamos, es enorme y precioso. Nos sorprende porque estamos cerca de la orilla y no hay muchos peces. Pablo baja un poco para grabarlo y el pobre pez se asusta y despliega las aletas delanteras. Tienen color violeta y pinchos en las puntas. Nos quedamos con la boca abierta mientras huye como una bala.
Volvemos hacia el coche y la playa de Sa Calobra a estas horas está a tope, por lo que decidimos ir a la CALA TUENT, a unos 10 minutos en coche. Es impresionante, encajonada entre las montañas, muy tranquila y con poquita gente. Hacemos aquí nuestra segunda inmersión del día y a un par de metros de la orilla nos encontramos un pulpo! Es precioso. Huye de nosotros y va cambiando de color. Pasamos un rato observándolo. Después, seguimos hacia dentro, bordeando la orilla derecha. Los fondos son preciosos. Aquí encontramos praderas de posidonia, que hasta ahora no habíamos visto en Mallorca.
Comemos, descansamos un rato bajo la sombrilla y nos vamos rumbo a PUERTO DE SÓLLER. Llegamos sobre las 17.30 y hace un calor terrible, por lo que nos damos un paseo corto, vemos el tranvía, nos comemos un helado y de vuelta al coche.
Siguiente parada: CALA DEIÁ. Más o menos un kilómetro antes de llegar a Deiá, hay un desvío a la derecha donde pone el nombre de 2 o 3 restaurantes. La cala es también una maravilla. No hay arena, ésta es de piedra gorda, pero a la gente no le importa, están tumbados ahí mismo. Nos metemos de nuevo en el agua y pasamos un buen rato observando los fondos, algún banco de peces, huyendo de las medusas y grabando algún espetón e incluso a un cormorán que nadaba a nuestro lado.
Siguiendo por la carretera, cruzamos DEIÁ. El pueblo es muy bonito, todas las casas son de piedra, todas iguales, y aunque es muy pequeño hay bastante ambiente. A unos 2 kilómetros de Deiá, paramos en el mirador de SA FORADADA: una vista impresionante. La roca hace un saliente y una de las piedras tiene un agujero por la erosión. Está atardeciendo y la vista es todo un espectáculo.
Volvemos a Cala Millor por Palma de Mallorca. Una horita de coche y estamos en el hotel. Ha sido un día completísimo y lo hemos disfrutado mucho.
DÍA 4
Hoy vamos rumbo al sur. Elegimos un par de calas que según nuestro ya imprescindible libro son buenas para el buceo y para allá que nos vamos: CALÓ DES MORÓ y CALA DE S’ALMUNIA. La distancia no es larga, pero las carreteras no son muy allá y están llenas de rotondas y cruces, por lo que tardamos como una hora en llegar.
Justo al llegar al pueblo de Es Llombards, encontramos el desvío a la izquierda (ojo! Porque en nuestro sentido no está indicado, sólo se ve si vienes en el otro sentido). Avanzamos por este camino prácticamente sin cruzarnos con nadie, nos cuesta un poco encontrar el lugar, pero finalmente vemos coches aparcados en una calle y un pequeño parking y suponemos que es ahí. Es habitual llegar a un sitio que parece recóndito y piensas que vas a estar solo y al llegar SORPRESA!! Hay un millón de personas. Curiosamente, acaban de llegar una pareja que deben trabajar en televisión, llevan micrófono y cámara en mano, y van delante de nosotros.
Al dejar el coche, hay que bajar un poco andando hasta una escalera. La escalera lleva a Cala de S’Almunia y el camino a la izquierda lleva a Caló des Moró (también están comunicadas entre ellas por caminos de tierra delimitados por cuerdas). Vamos primero a Caló des Moró. El paisaje es bonito y se empiezan a adivinar los acantilados. Al llegar a la cala, nos quedamos con la boca abierta. La vista desde arriba es impresionante. Foto de rigor y para abajo, a buscar un sitio entre las rocas. No hay prácticamente arena, pero a la gente no parece importarle. Están tumbados en cualquier sitio. Nos damos un buen baño y a inspeccionar los fondos marinos. Como en el resto de la isla, no hay mucha fauna pero las aguas están tranquilas y es una maravilla dejarse llevar observando los fondos.
Como no hay sitio ni para sentarse, nos vamos para la otra cala. Está al lado y también es una maravilla. Tampoco hay arena donde tumbarse, pero hay mucho sitio en las rocas (y con sombrita) y en un pequeño embarcadero. Segunda inmersión del día para hacer hambre para comer.
La siguiente parada es el mirador de ES PONTÁS, una roca enorme con forma de arco que está a pocos kilómetros de aquí. De nuevo, nos cuesta encontrarlo: está bastante escondido y no señalizado. Tenemos que buscar en google cómo llegar: dejas el coche al final de la calle y entras andando por un camino de residentes. A escasos 5 minutos llegas al mirador. Una vista preciosa. Lo malo es que son las 3 de la tarde y hace un sol de justicia. Nos refugiamos bajo unos pinos, nos comemos un bocata y, tras las fotos de rigor, seguimos nuestra ruta.
Decidimos parar en la CALA SA NAU: un acierto! Esta playa es de arena, hay bastante sitio pero está a tope. Hay un chiringuito atestado y tumbonas y sombrillas en casi todo el espacio. Encontramos un huequecito para dejar las cosas y al agua de nuevo. Hay muchos barcos fondeados pero vamos bordeando las rocas sin problemas. En un recodo que hacen las rocas, nos encontramos con otro pulpo! Es precioso y pasamos un rato observándolo. Recorremos prácticamente toda la cala hasta llegar a mar abierto y volvemos por donde hemos venido. Nos tumbamos un ratito a descansar, no hemos parado en todo el día, y pasamos un buen rato leyendo a la sombra. Hay mucho ambiente y un dj ha comenzado a amenizar la tarde. El sitio no es muy de nuestro estilo, la verdad, pero pasamos un rato agradable y el rincón es precioso.
Nos volvemos hacia Cala Millor y llegamos sobre las 8 de la tarde. Después de todo el día por ahí, nos pasamos el resto de la tarde-noche en la terraza del hotel, que se está muy a gusto.
DÍA 5
Hoy es domingo y pensamos que puede haber mucho tráfico y gente por todas partes, así que decidimos visitar alguna cala cercana y tomarnos el día con calma.
Después de desayunarnos una pedazo de ensaimada, nos encaminamos a la CALA MURTÁ, que teníamos pendiente del otro día. Para llegar: en Porto Cristo, tomas el desvío a las Cuevas del Drach y sigues esa carretera, dejando a tu derecha el parking. Giras a la derecha y dejas el coche en el Carrer de la Fitora (o en cualquiera de las colindantes). Sólo tienes que bajar unos 150 metros por los caminitos y llegas a esta preciosidad de cala.
Es temprano y no hay apenas gente. Nos embadurnamos de crema y al agua. Hay varias rocas desde las que puedes tirarte sin peligro al agua. Esta cala tampoco tiene arena, sólo un pequeño trozo donde se amontonan las algas secas, por lo que la gente se sienta o tumba en las rocas como puede. Nos recorremos el brazo de mar de cabo a rabo, pero congelados, porque no sé de dónde narices vienen unas corrientes de agua helada terribles.
Pasamos un rato sentados en las rocas, sigue sin haber mucha gente y se está muy a gusto, la verdad. Nos refrescamos otra vez antes de irnos y volvemos hacia S’Illot, donde vamos a parar en la playa CALÓ DE RAFALINO. Tienes que coger el desvío a S’Illot y seguir recto hasta el final ( la carretera hace una curva a la izquierda, tú tienes que seguir recto por la calle que sale de frente). Ahí dejas el coche y andas unos 200 metros hacia la derecha. De nuevo, una preciosidad de cala y, de nuevo, no hay prácticamente arena donde plantarse. Hay gente practicando el nudismo. Dejamos los trastos y al agua de nuevo. El agua está en calma y muy buena. Más adentro, encontramos bastantes bancos de peces y, por desgracia, rincones con bastantes plásticos y basura. Una pena.
Se ha hecho la hora de comer y, como estamos cerca, nos vamos al hotel a comer y a echar un poco de siesta. A media tarde, bajamos a la PLAYA DE CALA MILLOR, que todavía no la habíamos pisado, y pasamos un rato muy agradable leyendo y disfrutando del suave sol del atardecer.
DÍA 6
Hoy nos vamos a la zona que nos falta de la isla: zona de Alcudia y PollenÇa.
Recorremos la zona este de la isla para llegar a FORMENTOR. Seguimos hasta el final para llegar a Cap de Formentor por una carretera de montaña, estrecha y sinuosa, llena de ciclistas y de coches. Pasamos por un mirador con muy buena pinta pero hay tantos coches que no podemos parar. Al llegar al faro, hay un caos de coches tremendo: coches aparcados en la carretera por lo que solo cabe un coche circulando, al final un parking minúsculo donde los coches llegan y se ven obligados a dar la vuelta porque no hay sitio,… Conseguimos aparcar el coche y dar una vuelta al faro: bonitas vistas al mar y acantilados vertiginosos.
Enseguida volvemos por donde hemos venido y llegamos a la playa de Formentor. Conseguimos dejar el coche a un lado del camino y llegamos andando. Hay que reconocer que es un lugar muy bonito, una playa de arena con un mar en calma y de un azul increíble, una isla en el centro y el bosque prácticamente llega a la orilla en muchas zonas, por lo que estás a la sombra de los pinos a apenas 2 o 3 metros de la orilla. Lo peor: está a reventar de gente, con los pies del de al lado en tu cara, y además un olor muy desagradable, como a tuberías, reina en el ambiente, lo que resta parte de encanto al lugar.
Pasamos un rato a la sombra, nos damos un baño y decidimos seguir hasta la próxima parada para comer. Recorremos la bahía de PollenÇa y cruzamos al otro lado, destino CALA DE S’ILLOT. La zona es muy bonita también, preciosas vistas de la bahía, y mucho menos concurrida. Nos cuesta un poco encontrarla: hay que llegar hasta un pueblecito llamado Bonaire y después continuar las indicaciones hacia “la Victoria” (la ermita de la Victoria está por allí). Siguiendo un par de kilómetros llegar al bar S’Illot y allí hay una zona de picnic con bancos y mesas de madera entre los pinos, muy agradable para comer. Una vez llenas las barrigas, decidimos quedarnos allí un rato: estamos solos y el paisaje es encantador.
Sobre las 5, volvemos hacia nuestra zona, y bajamos un rato a la playa de Cala Millor a pasar el resto de la tarde.
DÍA 7
Hoy es nuestro último día en la isla, pero el avión no sale hasta las 22.30 por lo que vamos a aprovechas para visitar Palma de Mallorca.
Nos levantamos sin prisa, desayunamos y hacemos las maletas. Dejamos el hotel sobre las 11 y salimos hacia Palma. Llegamos sobre las 12.30 y nos dirigimos hacia el CASTILLO DE BELLVER. Subimos hasta el mismo castillo con el coche y damos una vuelta por los alrededores. No nos parece que tenga mucho interés, salvo por las vistas de la ciudad.
Enseguida cogemos el coche y nos vamos para el centro. Hay muchísimo tráfico y nos cuesta un buen rato llegar a la zona de la catedral y encontrar un parking donde dejar el coche (aparcar por la zona es imposible). Lo dejamos en el parking de la Plaza Mayor y desde allí vamos andando a conocer el casco histórico.
Hace un calor exagerado y todo está lleno de gente. Bajamos hasta la CATEDRAL y le hacemos unas cuantas fotos. Callejeamos un poco por el casco, es muy bonito, todo son calles estrechas, muchas tiendas y bares (algunos con muy buena pinta) y hay muchísimo ambiente. Como no podemos más con el calor y ya es hora de comer, decidimos ir en busca del bar que nos ha recomendado una amiga, La Juanita Cuina Fresca, y no tardamos mucho en llegar. Eso sí, llegamos totalmente agobiados y empapados.
El sitio nos encanta: es uno de estos bares modernos, con decoración vintage y donde comes el menú del día, que cada día es diferente. En nuestro caso: gazpacho de sandía y albahaca, tataki de salmón, cochinita pibil y de postre helado de albaricoque con mousse de chocolate. Todo, incluída una bebida, por 15 euros. Y estaba espectacular. Lo mejor del bar: la comida y su cocinero-propietario, que es superamable y prepara todos los platos allí mismo, a la vista del cliente. Nos encantó y lo recomendamos.
Muy cerca se encuentra Can Joan de S’Aigo, chocolatería muy recomendada por los foreros, donde se puede comer una buena ensaimada, entre otros productos de la tierra.
Nos gustaría seguir dando una vuelta por las calles del centro, pero el calor nos lo impide, así que pasamos la tarde haciendo tiempo en un par de centros comerciales y sobre las 6 nos acercamos a ILLETES, donde hay una bonita playa (atestada de gente, eso sí).
Se ha hecho la hora de irnos para el aeropuerto y nuestro viaje toca a su fin.
CONCLUSIONES
La isla de Mallorca nos ha gustado por sus preciosas playas y calas. No habíamos visto en otro lugar los azules que tiene el agua aquí. Y lo mejor es que hay para todos los gustos: playas enormes de arena fina con todos los servicios que imagines y calas de rocas perdidas en algún rincón donde tienes que dejar el coche y andar un buen trecho para llegar.
También es preciosa la sierra de Tramuntana. El interior de la isla, en nuestra opinión, no tiene mucho interés.
Entre las playas y calas que más nos han gustado y que recomendamos:
- Date 25/10/2015
- Tags Viajes